LAS ANTENAS DE TELEFONIA MOVIL TAMBIEN AFECTAN A LOS ARBOLES
RESUMEN DEL ARTICULO: ¿Pueden afectar las microondas pulsadas emitidas por las antenas de telefonía a los árboles y otros vegetales?
A. Balmori, Dirección General del Medio Natural. Consejería de Medio Ambiente. Junta de Castilla y León. C/ Rigoberto Cortejoso, 14. 47014 Valladolid, España.
El despliegue de la telefonía sin cable, acontecido durante la última década en todo el mundo, ha elevado la contaminación electromagnética en el rango de las radiofrecuencias en varios órdenes de magnitud, sobre todo en los núcleos habitados. No se han previsto los efectos sobre los seres vivos especialmente sobre los que, por su inmovilidad o sedentarismo, o por su proximidad a las instalaciones, padecen una irradiación crónica de niveles elevados, que según algunos expertos en bioelectromagnetismo tienen efectos acumulativos. El bioelectromagnetismo es una disciplina científica minoritaria que ha despertado interés y experimentado un gran auge recientemente. Una gran mayoría de investigadores independientes reconocen los efectos no térmicos de estas ondas sobre los seres vivos, que todavía no están contemplados en la legislación española. Con niveles de densidad de potencia miles de millones de veces más bajos existe suficiente cobertura para que la telefonía móvil funcione.
Los árboles son particularmente sensibles y reaccionan frente a los cambios ambientales (Balodis, 1996). Algunos científicos europeos están convencidos de que la deforestación, que ha devastado grandes áreas en Alemania, Suiza y Austria, no es debida exclusivamente a la lluvia ácida como se pensaba, sino a la intervención de varios factores, entre ellos las radiaciones electromagnéticos de microondas
Desde hace algunos años hemos observado un deterioro paulatino y progresivo del arbolado próximo a antenas de telefonía, especialmente en los núcleos habitados. Aunque se trata de observaciones no sistemáticas, algunos árboles situados en el interior del lóbulo principal de los haces de ondas, muestran un aspecto triste y enfermizo, posibles retrasos en el crecimiento y probablemente una mayor susceptibilidad a plagas y enfermedades. En algunos lugares, en los que hemos medido niveles elevados de Intensidad de Campo Eléctrico (superior a 1 Voltio/metro) de forma continua, los árboles muestran un deterioro más palpable. En las masas boscosas los árboles generalmente no crecen por encima de la altura de los demás y los que sobresalen se muestran puntisecos (Fig.2) o con las ramas superiores retorcidas
La bibliografía revisada en este artículo resulta inquietante. El estado actual del conocimiento científico dispone de bastante información sobre los efectos de estas ondas en los seres vivos, aunque todavía se desconocen en profundidad los mecanismos biológicos subyacentes a los mismos. La contaminación electromagnética ha aumentado en varios órdenes de magnitud con la generalización de la telefonía inalámbrica. La lógica nos indica que habría que haber tenido en cuenta los efectos conocidos y que se debería haber investigado mucho más, antes del despliegue masivo de esta nueva tecnología. Los campos electromagnéticos están alterando nuestro mundo en vías que no comprendemos bien todavía. Los seguimientos de la evolución de las masas arbóreas precisan una especial atención. Considerando lo que sabemos hoy, cualquier proyecto de instalación en el campo o cerca de parques y jardines, debería valorar previamente el impacto de las microondas sobre las masas vegetales próximas. Teniendo en cuenta los efectos encontrados sobre el cerebro (Kramarenko, 2003), sobre la salud de las personas (Firstenberg, 1997; Hutter et al., 2002; Navarro et al., 2003; Santini et al., 2003) y sobre la fauna (Beasond & Semm, 2002; Salford et al., 2003; Balmori, 2003; Firstenberg, 2004), estas ondas aparentan ser menos inocuas de lo que la industria y los grandes intereses económicos que la rodean, sin aval científico y, por tanto, de un modo falaz pregonan
FUENTE: http://www.revistaecosistemas.net/VER ARTICULO COMPLETO
A. Balmori, Dirección General del Medio Natural. Consejería de Medio Ambiente. Junta de Castilla y León. C/ Rigoberto Cortejoso, 14. 47014 Valladolid, España.
El despliegue de la telefonía sin cable, acontecido durante la última década en todo el mundo, ha elevado la contaminación electromagnética en el rango de las radiofrecuencias en varios órdenes de magnitud, sobre todo en los núcleos habitados. No se han previsto los efectos sobre los seres vivos especialmente sobre los que, por su inmovilidad o sedentarismo, o por su proximidad a las instalaciones, padecen una irradiación crónica de niveles elevados, que según algunos expertos en bioelectromagnetismo tienen efectos acumulativos. El bioelectromagnetismo es una disciplina científica minoritaria que ha despertado interés y experimentado un gran auge recientemente. Una gran mayoría de investigadores independientes reconocen los efectos no térmicos de estas ondas sobre los seres vivos, que todavía no están contemplados en la legislación española. Con niveles de densidad de potencia miles de millones de veces más bajos existe suficiente cobertura para que la telefonía móvil funcione.
Los árboles son particularmente sensibles y reaccionan frente a los cambios ambientales (Balodis, 1996). Algunos científicos europeos están convencidos de que la deforestación, que ha devastado grandes áreas en Alemania, Suiza y Austria, no es debida exclusivamente a la lluvia ácida como se pensaba, sino a la intervención de varios factores, entre ellos las radiaciones electromagnéticos de microondas
Desde hace algunos años hemos observado un deterioro paulatino y progresivo del arbolado próximo a antenas de telefonía, especialmente en los núcleos habitados. Aunque se trata de observaciones no sistemáticas, algunos árboles situados en el interior del lóbulo principal de los haces de ondas, muestran un aspecto triste y enfermizo, posibles retrasos en el crecimiento y probablemente una mayor susceptibilidad a plagas y enfermedades. En algunos lugares, en los que hemos medido niveles elevados de Intensidad de Campo Eléctrico (superior a 1 Voltio/metro) de forma continua, los árboles muestran un deterioro más palpable. En las masas boscosas los árboles generalmente no crecen por encima de la altura de los demás y los que sobresalen se muestran puntisecos (Fig.2) o con las ramas superiores retorcidas
La bibliografía revisada en este artículo resulta inquietante. El estado actual del conocimiento científico dispone de bastante información sobre los efectos de estas ondas en los seres vivos, aunque todavía se desconocen en profundidad los mecanismos biológicos subyacentes a los mismos. La contaminación electromagnética ha aumentado en varios órdenes de magnitud con la generalización de la telefonía inalámbrica. La lógica nos indica que habría que haber tenido en cuenta los efectos conocidos y que se debería haber investigado mucho más, antes del despliegue masivo de esta nueva tecnología. Los campos electromagnéticos están alterando nuestro mundo en vías que no comprendemos bien todavía. Los seguimientos de la evolución de las masas arbóreas precisan una especial atención. Considerando lo que sabemos hoy, cualquier proyecto de instalación en el campo o cerca de parques y jardines, debería valorar previamente el impacto de las microondas sobre las masas vegetales próximas. Teniendo en cuenta los efectos encontrados sobre el cerebro (Kramarenko, 2003), sobre la salud de las personas (Firstenberg, 1997; Hutter et al., 2002; Navarro et al., 2003; Santini et al., 2003) y sobre la fauna (Beasond & Semm, 2002; Salford et al., 2003; Balmori, 2003; Firstenberg, 2004), estas ondas aparentan ser menos inocuas de lo que la industria y los grandes intereses económicos que la rodean, sin aval científico y, por tanto, de un modo falaz pregonan
FUENTE: http://www.revistaecosistemas.net/VER ARTICULO COMPLETO
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