MUERTES BAJO SOSPECHA EN LA ISLETA
MUERTES BAJO SOSPECHA EN LA ISLETA
LA PROVINCIA (1/04/05)
Como si de un rastro dejado por la guadaña de la muerte fuera, los vecinos próximos a la calle Pérez Muñoz ponen cruces sobre un plano de su barrio. Cada cruz es un fallecido por cáncer en los últimos cinco años, muertes cuya causa ellos creen que se encuentra en una antena de telefonía. No es el único barrio que protesta por estas instalaciones.
La asociación Vecinos Unidos de La Isleta maneja un mapa del barrio lleno de cruces. No se trata de jugar a generales sobre el plano de una batalla, es una macabra ruta de la muerte que ellos achacan a las radiaciones de una antena de telefonía móvil situada desde el año 2000 en la calle Osorio, en pleno centro de La Isleta.
"Este mapa es de 2003 cuando contabilizábamos unos 15 fallecidos, ahora pueden estar por cerca de 30", asegura Andrés Santana, presidente de Vecinos Unidos, colectivo que lidera el movimiento contra estas antenas en La Isleta y que al mediodía de hoy se manifestará en la calle Osorio contra la instalación de dos nuevos aparatos en el mismo lugar. "Éstas van a ser las primeras medidas, además, vamos a llenar de pancartas las casas e incluso estudiamos contratar a un despacho de abogados para interponer una querella criminal contra el dueño de la casa donde están las antenas, y subsidiariamente contra el Ayuntamiento por permitirlo", dice Santana.
"Hay más de 40 y hasta 50 personas afectadas directamente de cánceres y tumores que viven en los alrededores de las antenas", puntualiza Carmelo Sánchez, secretario de la asociación vecinal.
Para corroborarlo, aporta los testimonios de varios vecinos de la calle Osorio y aledaños, como las calles Faicanes o Almagro. "Mi marido no duerme por las noches, ni que se tome pastillas, por los zumbidos", afirma Marisol Arteaga, que vive justo al lado de la casa de la instalación. Por suerte, en su familia
no hay que lamentar fallecimientos. "A mí se me murió mi yerno, de 52 años, por un cáncer de páncreas", responde Carmen Betancor, "a mi marido le dio una trombosis que le dejó paralizado el lado izquierdo de la cara, y los pulmones apenas le funcionan, tiene 71 años, pero todo le ha venido desde que pusieron la antena".
"Yo vivo a seis metros de la antena y desde hace dos años soy accionista del Doctor Negrín", dice con ironía Jesús Santana, que asegura padecer dolencias en el hígado y en el brazo que le hacen ingresar en el hospital cada dos por tres. Los afectados no son sólo ancianos y gente mayor, también han padecido tumores
gente de mediana edad, como el hermano de Soraya Cárdenes. "Perdí a un hermano que sólo tenía 45 años; él vivía conmigo aquí, en la calle Gordillo, y siempre se quejaba de que no podía dormir, sólo cuando se iba a casa de mi madre, en La Feria, descansaba tranquilo. Ahora, a mí me duele siempre la cabeza y a uno de mis hijos, con 12 años, lo tuve que ingresar porque se le pararon los riñones".
Para estos vecinos de La Isleta, pese a carecer de un informe médico que se los garantice, las antenas son las culpables de todas estas dolencias. "Todas las muertes y los tumores que se han detectado ocurrieron a los dos años de puesta la antena, no creo que sea una casualidad", dice Carmelo Sánchez.
Como tampoco cree que sea una casualidad Rita Ruano, vecina de una antena situada en Pedro Infinito, que perdió a
su marido por un cáncer hace un año, y ella misma está afectada de leucemia. "En el barrio habrá más de 15 personas afectada de tumores, entre fallecidos y enfermos", asegura Rita, "todos los casos desde que pusieron la antena, en 1999". Loli Sánchez, operada de cáncer de ovarios, y vecina de una antena en Los Giles,
tampoco cree en las coincidencias. "Dos vecinas que vivían justo al lado [de la antena] murieron con 31 y 38 años", recuerda.
En Zárate, otro tanto, "media docena de vecinos de la calle Francisco Inglott, donde está la antena, han muerto de cáncer en los últimos años", dice Antonio Díaz, residente en la zona. Sin embargo, hay otros casos, también denunciados por vecinos, en los que La presencia de antenas no parece haber causado ningún fallecimiento, como ocurre con la instalación de la calle López Botas
LA PROVINCIA (1/04/05)
Como si de un rastro dejado por la guadaña de la muerte fuera, los vecinos próximos a la calle Pérez Muñoz ponen cruces sobre un plano de su barrio. Cada cruz es un fallecido por cáncer en los últimos cinco años, muertes cuya causa ellos creen que se encuentra en una antena de telefonía. No es el único barrio que protesta por estas instalaciones.
La asociación Vecinos Unidos de La Isleta maneja un mapa del barrio lleno de cruces. No se trata de jugar a generales sobre el plano de una batalla, es una macabra ruta de la muerte que ellos achacan a las radiaciones de una antena de telefonía móvil situada desde el año 2000 en la calle Osorio, en pleno centro de La Isleta.
"Este mapa es de 2003 cuando contabilizábamos unos 15 fallecidos, ahora pueden estar por cerca de 30", asegura Andrés Santana, presidente de Vecinos Unidos, colectivo que lidera el movimiento contra estas antenas en La Isleta y que al mediodía de hoy se manifestará en la calle Osorio contra la instalación de dos nuevos aparatos en el mismo lugar. "Éstas van a ser las primeras medidas, además, vamos a llenar de pancartas las casas e incluso estudiamos contratar a un despacho de abogados para interponer una querella criminal contra el dueño de la casa donde están las antenas, y subsidiariamente contra el Ayuntamiento por permitirlo", dice Santana.
"Hay más de 40 y hasta 50 personas afectadas directamente de cánceres y tumores que viven en los alrededores de las antenas", puntualiza Carmelo Sánchez, secretario de la asociación vecinal.
Para corroborarlo, aporta los testimonios de varios vecinos de la calle Osorio y aledaños, como las calles Faicanes o Almagro. "Mi marido no duerme por las noches, ni que se tome pastillas, por los zumbidos", afirma Marisol Arteaga, que vive justo al lado de la casa de la instalación. Por suerte, en su familia
no hay que lamentar fallecimientos. "A mí se me murió mi yerno, de 52 años, por un cáncer de páncreas", responde Carmen Betancor, "a mi marido le dio una trombosis que le dejó paralizado el lado izquierdo de la cara, y los pulmones apenas le funcionan, tiene 71 años, pero todo le ha venido desde que pusieron la antena".
"Yo vivo a seis metros de la antena y desde hace dos años soy accionista del Doctor Negrín", dice con ironía Jesús Santana, que asegura padecer dolencias en el hígado y en el brazo que le hacen ingresar en el hospital cada dos por tres. Los afectados no son sólo ancianos y gente mayor, también han padecido tumores
gente de mediana edad, como el hermano de Soraya Cárdenes. "Perdí a un hermano que sólo tenía 45 años; él vivía conmigo aquí, en la calle Gordillo, y siempre se quejaba de que no podía dormir, sólo cuando se iba a casa de mi madre, en La Feria, descansaba tranquilo. Ahora, a mí me duele siempre la cabeza y a uno de mis hijos, con 12 años, lo tuve que ingresar porque se le pararon los riñones".
Para estos vecinos de La Isleta, pese a carecer de un informe médico que se los garantice, las antenas son las culpables de todas estas dolencias. "Todas las muertes y los tumores que se han detectado ocurrieron a los dos años de puesta la antena, no creo que sea una casualidad", dice Carmelo Sánchez.
Como tampoco cree que sea una casualidad Rita Ruano, vecina de una antena situada en Pedro Infinito, que perdió a
su marido por un cáncer hace un año, y ella misma está afectada de leucemia. "En el barrio habrá más de 15 personas afectada de tumores, entre fallecidos y enfermos", asegura Rita, "todos los casos desde que pusieron la antena, en 1999". Loli Sánchez, operada de cáncer de ovarios, y vecina de una antena en Los Giles,
tampoco cree en las coincidencias. "Dos vecinas que vivían justo al lado [de la antena] murieron con 31 y 38 años", recuerda.
En Zárate, otro tanto, "media docena de vecinos de la calle Francisco Inglott, donde está la antena, han muerto de cáncer en los últimos años", dice Antonio Díaz, residente en la zona. Sin embargo, hay otros casos, también denunciados por vecinos, en los que La presencia de antenas no parece haber causado ningún fallecimiento, como ocurre con la instalación de la calle López Botas
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LOLY -