ALVARO MONZÓN LEYÓ EL PREGON EN TELDE
Álvaro Monzón define a El Cascajo de San Gregorio como un lugar con "personalidad propia, con identidad"
Telde.- Álvaro Monzón subrayó esta noche que el barrio de El Cascajo, “construido sobre antiguos terrenos agrícolas plantados de plataneras, a medio camino entre la urbe y la zona rural que comenzaba más o menos a partir de Punto Fielato”, es un lugar con “personalidad propia, con identidad”. Lo hizo en el pregón de las fiestas de San Gregorio El Chico, en un concurrido acto que tuvo lugar en el local social de la AV Los Llanos de San Gregorio.
El acto comenzó con la presentación del pregonero, a cargo del presidente del citado colectivo vecinal, Francisco Martín, quien leyó una breve reseña curricular de Álvaro Monzón.
Álvaro Juan Monzón Santana nació en El Cascajo en 1968. Es funcionario de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria y de la Consejería de Economía y Hacienda del Gobierno de Canaria. Actualmente desempeña labores de asesoría y coordinación en el área de Urbanismo y Medio Ambiente del Ayuntamiento de la Villa de Santa Brígida.
Su amor por la naturaleza le ha llevado por diversos vericuetos del asociacionismo ecologista de Canarias. En los últimos años ha escrito varios libros sobre Gran Canaria del que se han distribuido más de cuatro mil ejemplares. Colabora con diversos medios de comunicación, tanto en radio como en prensa escrita y digital, siempre hablando de naturaleza y medio ambiente.
Aunque ahora vive fuera del barrio de El Cascajo, se le suele ver con frecuencia en la zona porque sigue visitando a sus padres, Juan Monzón y Daniela Santana, que aún conservan el domicilio familiar en la calle Reyes Católicos.
A continuación, TELDEACTUALIDAD reproduce íntegramente el pregón:
Buenas noches a todos y a todas:
Sres. Concejales del Ayuntamiento de Telde
Sr. Concejal del Ayuntamiento de la Villa de Santa Brígida
Presidente y miembros de la Junta Directiva de la Asociación de Vecinos “Los Llanos de San Gregorio”, integrantes de la Comisión de Fiestas, Vecinos y Vecinas, familiares. Amigos todos, que sean mis primeras palabras de bienvenida y de agradecimiento por su presencia en este Local Social para comenzar el pregón y las fiestas de San Gregorio El Chico- 2009.
La figura del pregonero existe desde hace mucho tiempo, los primeros registros datan de la época de los romanos. En España, se sabe que existían pregoneros, por lo menos, desde el siglo XV, y además tenían la particularidad de estar divididos en tres clases: los oficiales, que estaban al servicio de la Administración; los heraldos, que marchaban delante de los nobles anunciando el paso de estos, y los voceadores mercantiles que, por encargo de cualquier comerciante, pregonaban los artículos, cachivaches y servicios que deseaban vender.
Los pregoneros empleaban "una cornetilla" como reclamo y algunos caminaban hasta 10 km. entre las callejuelas de los pueblos buscando a sus vecinos para informarles de su repertorio, con mensajes e instrucciones municipales, utilizando para ello, un lenguaje a caballo entre la lírica y la prosa. La cosa ha cambiado mucho y de la antigua cornetilla hemos pasado a la cómoda megafonía, y ahora no caminamos diez km. buscando a los vecinos, sino que estamos aquí reunidos en este Local Social, cosa, por otro lado, que me viene muy bien, en mis actuales circunstancias personales.
Me toca por tanto, el alto honor de pregonar las fiestas de San Gregorio El Chico-2009, cuestión que agradezco profundamente a los miembros, tanto, de la Comisión de Fiestas como de la Junta Directiva de la Asociación de Vecinos de Los Llanos de San Gregorio.
Como buen pregonero, y en reconocimiento al trabajo que realizan muchas personas en el anonimato, quiero relatarles brevemente el programa de actos populares para las fiestas de este año. Comenzaron ayer jueves, con la excursión al municipio de Santa Lucía de Tirajana, donde participaron unas veintisiete personas. Después de mis palabras les ruego que se queden para disfrutar de la poesía de Dña. Silvia Commisso y Dña. Pino Monzón. A continuación de ellas, nos deleitara una pareja de bailarines y, unos minutos después, un grupo musical de Andalucía. Después de la alegría andaluza, vendrá el folclore canario con la actuación de la Escuela Municipal de Telde, finalizando el día de hoy con un brindis en honor a San Gregorio El Chico y una oportunidad para la tertulia y el diálogo entre vecinos, amigos y visitantes.
El día de mañana, los actos comenzarán a partir de las 19,30 horas, en este mismo lugar, con actuaciones musicales, sorteos en el que se pide la máxima colaboración para cubrir los gastos de las fiestas, y entre parranda y jolgorio, llegaremos a las doce de la noche donde habrá una gran quema de fuegos artificiales.
Muchos de ustedes al entrar en este local se habrán sorprendido. Cómo se puede llegar a tener un local social de estas características y organizar una fiesta que, poco a poco, va ganando en popularidad. Todo ello está muy relacionado con el trabajo y esfuerzo de muchos dirigentes de esta Asociación de Vecinos, como de otras muchas que existen en Telde y que también han encontrado la formula de aglutinar voluntades para alcanzar metas y objetivos. Entre nosotros se encuentran algunos de los miembros que fundaron la primera asociación de El Cascajo, otros se han marchado y otros simplemente se regocijan –en la distancia- observando los logros alcanzados. Conseguir esto no es fácil. La participación ciudadana en esta sociedad moderna es fundamental. En este mundo tecnificado los “poderes fácticos” saben tocar puertas y presionar a las autoridades para conseguir sus objetivos. Nosotros, los vecinos y las asociaciones representativas debemos unirnos y presentar nuestras demandas a las instituciones públicas. Luchar para mejorar la calidad de vida. La participación ciudadana es la fórmula más democrática que conozco, y con mucha paciencia y perseverancia se puede llegar a conseguir muchas metas y hacer realidad las ilusiones.
Como dije antes, el histórico pregonero utilizaba un lenguaje entre la lírica y la prosa. Yo no voy a ser menos y para terminar esta primera parte de mi pregón, voy a leerles unos bellos versos de un poeta que decía:
La utopía es la que nos ha de salvar,
la del sueño radical por un lado,
la de la diaria eficacia por otro.
Hacer cada día aquello que se puede hacer,
soñando con lo que se puede conseguir mañana.
Mis sueños para este barrio de El Cascajo se pueden convertir en reivindicaciones vecinales el día de mañana, y aprovechando esta tribuna y que, algún concejal que otro está escuchando, quiero a modo de ejemplo esbozar en voz alta algunos de mis sueños: por ejemplo, sueño que los niños más pequeños puedan tener un parque infantil donde divertirse en el Cascajo. Me gustaría, y sueño con que, los niños más grandes tengan una cancha donde jugar al fútbol y al baloncesto, y que no pasen las penurias que pasamos nosotros jugando en la calle, entre garajes, coches y duro asfalto. Me gustaría que la gente pudiera caminar por aceras cómodas, con una arboleda bien cuidada, donde los contenedores de basura se coloquen soterradamente mejorando la estética del barrio. La circulación de vehículos ha matado la convivencia de las personas en la calle. La planificación de carreteras que existe en Telde va en aumento lo que conllevará el crecimiento del paso de vehículos por este sector de Telde. Cuidemos estos detalles y aspiremos a peatonalizar aquellas calles que mejores perspectivas económicas tienen. No nos dejemos arrinconar por los coches. Reivindiquemos los espacios para el paseo y la diversión. Continuemos soñando.
Decía un filósofo que cuando el ser humano deja de tener ilusión ha perdido una parte importante de su felicidad….
En los años setenta nosotros éramos felices en el barrio de El Cascajo. Jugábamos en la calle, las aceras eran nuestras aliadas para construir nuestros campos de fútbol. Las chapas y el fútbol eran nuestros entretenimientos más habituales. Las bifurcaciones de las calles se convertían en improvisados terrenos de juego donde el deporte era nuestra forma de pasar los tiempos de ocio, entre estudio y estudio. Cuando teníamos rivales de entidad, acudíamos al campo de fútbol de La Tortuga hoy desaparecido. En otras ocasiones, saltábamos las vallas de los colegios para jugar en canchas de deportes infrautilizadas. ¡Que desperdicio! Colegios cerrados y los niños jugando en la calle. Pero éramos felices. Recuerdo que mi madre me trajo de Barcelona los primeros guantes de porteros que tuve. Aquello fue un acontecimiento en la calle, no saben cuanto presumí, y presumíamos, porque aquellos guantes los utilizaron, también, el resto de compañeros que tenía que cubrir la portería…
Más tarde llegaron las bicicletas, y las calles -algunas sin asfaltar- se convertían en auténticos circuitos de carreras, los coches de verjillas fueron sustituidos por los coches eléctricos y teledirigidos. El día de Reyes, las calles eran el auténtico escaparate donde salíamos a primera hora a enseñar nuestros regalos. Desde la calle Palmito hasta el Pozo, al final de Costa Rica, las calles se llenaban de niños y juguetes. Era el día más feliz de aquella infancia, que discurría entre los años setenta y ochenta en El Cascajo.
Posteriormente aparecieron las novias y entonces nos reuníamos por las noches. Sentados en las aceras, la conversación y la tertulia entre los compañeros era un ritual. Los debates en alguna ocasión llegaban a un punto de ebullición que los vecinos nos llamaban la atención por las molestias y ruidos que ocasionábamos.
En fin, mil detalles de una infancia y juventud que transcurría en este barrio de El Cascajo.
Un barrio construido sobre antiguos terrenos agrícolas plantados de plataneras. Un lugar a medio camino entre la urbe (San Gregorio) y la zona rural que comenzaba más o menos a partir del Punto Fielato. El Cascajo era una amplia zona residencial, en la frontera entre el bullicio comercial del entorno de la plaza de San Gregorio, y la paz y tranquilidad del privilegiado entorno agrícola y natural que teníamos. Se vivía, y se vive, bien en este Barrio. Un lugar con personalidad propia, con identidad. Un sector de Telde donde aun se respira la paz y el silencio, en la espalda de las populosas calles comerciales del centro.
Este “Cascajo” tiene algunos rasgos propios y diferenciadores. Me voy a referir a uno de ellos, muy simpático, y que me va a servir para recordar a muchos vecinos y vecinas de este núcleo poblacional. Algunos desgraciadamente fallecidos y otros aún entre nosotros. Personas como: Lucíita, Carmita, Ceferinita, Margarita, Andresito, Juanito, Panchito, Dieguito, Antoñito, Agustinito, Manolito, Paquito, Josefita, Angelita, Esperanzita, Victorita, Bibita, Roquito, Juanita, Conchita, Miguelito, Anita………
Todas estas personas tienen en común, además de vivir en nuestro barrio de El Cascajo, el sufijo diminutivo, que en general, implica cercanía o cariño. Su uso es habitual en nuestra tierra para hacer referencia a personas mayores a las que se aludía siempre con respeto.
Eran y son nuestros referentes, la sabiduría. Estas personas que he nombrado en muchas ocasiones representaban unos valores de respeto y educación. Como ven el cariñoso diminutivo salía a por botones en nuestro barrio, y así vivíamos, con ilusión, esperanza y alegría.
La misma que les deseo a todos ustedes.
Que comiencen las fiestas de San Gregorio el Chico-2009, Felices Fiestas y muchas gracias por su atención.
http://www.teldeactualidad.com/noticias.php?area=sociedad&id=1861
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