CON LOS PIES EN LA TIERRA
Articulo de opinión enviado por Vanesa Díaz: Asociación Ossinissa, ganadera y coautora de http://crisis-ganadera.blogspot.com
Últimamente se habla mucho sobre la necesidad de alcanzar una soberanía alimentaria en Canarias. Según las Naciones Unidas, para que un territorio tenga unas coordenadas mínimas de soberanía alimentaria debe producir, al menos, el 50% de lo que consume.
En Canarias no producimos más del 14% de lo que consumimos. Curiosamente de las 150.000 hectáreas cultivadas hace 40 años, ahora cultivamos menos de 40.000. Por otra parte, la producción mundial de petróleo ha tocado su techo (fenómeno conocido como cenit del petróleo), mientras que las exigencias de consumo de éste siguen subiendo.
La producción petrolera no se puede aumentar debido a limitaciones mecánicas que existen a la hora de llegar a la profundidad terrestre donde se encuentra. Por otra parte, la investigación orientada hacia la mejora de los métodos de extracción no sería rentable y tardaría décadas. Mientras, la escasez del petróleo se intenta subsanar sustituyendo su consumo (en el ámbito del transporte) por el de los biocombustibles. Esta maniobra resta alimentación a una población mundial que crece a una velocidad de 70 millones de personas al año. Es decir: el cenit del petróleo traerá más hambrunas.
Canarias depende en un 97% del petróleo según el Director del Instituto Tecnológico y de Energías Renovables (ITER). Un recurso que se agotará “totalmente” dentro de 40 ó 60 años. En Canarias dependemos del transporte para importar el 86% de los alimentos que consumimos. El precio que se paga por ese transporte y el encarecimiento de la comida por culpa de los biocombustibles está provocando que las familias canarias no lleguen a final de mes. De hecho, muchas familias están buscando huertas donde plantar las verduras de casa.
El aumento de los precios de los alimentos se mantendrá fuerte en los próximos meses. Para los máximos dirigentes de la industria agroalimentaria, los consumidores deberán acostumbrarse a que "comer ya no será barato".
El presidente de Alimentaria, Josep Lluís Bonet, manifestó que el encarecimiento de los alimentos "no es un debate, es una realidad".
Tenemos un ejemplo a seguir:
“[...] En los años 90, Cuba perdió más del 50 por ciento de sus importaciones de petróleo, gran parte de sus alimentos y el 85 por ciento de su economía de comercio
[...] Ocurrían colapsos frecuentes en la planta de energía que funcionaba con petróleo, hasta 16 horas al día. La ingesta calórica de los cubanos cayó un tercio. El transporte paró, se agudizó el hambre y el habitante cubano promedio perdió 30 libras [...]”.
“[...] En las ciudades, los autobuses dejaron de funcionar, los generadores pararon de producir electricidad, las fábricas se volvieron silenciosas como cementerios. Encontrar la forma de obtener el pan para cada día se volvió la prioridad para muchos, si no es que la mayoría de los cubanos [...]”. “[...] La gente tuvo que comenzar a cultivar verduras donde podía [...]”.
“[...] Cuba tiene mucho que mostrar al mundo en cómo sobrellevar la adversidad energética [...].”
“[...] Los cubanos también están reemplazando su maquinaria por bueyes y su agricultura urbana reduce las distancias para el transporte de alimentos. Alrededor del 50 por ciento de las verduras en la Habana vienen de la ciudad, mientras que en otros pueblos y ciudades cubanas los jardines urbanos producen del 80 al 100 por ciento de lo que necesitan. Al adoptar la jardinería, individuos y organizaciones vecinales tomaron la iniciativa identificando terrenos baldíos en la ciudad, limpiándolos y plantando [...]”.
Extractos sacados de: QUINN, Megan. Cómo Cuba sobrevivió al “peak oil”. Revista “Permaculture Activist”. Año 2006.
Estamos en un tiempo en el que no podemos seguir mirando al campo canario solamente con el romanticismo derivado del amor a las tradiciones, el patrimonio cultural o la defensa del medio ambiente, sino también como nuestra única alternativa.
Retornar a las zonas rurales será la única alternativa para la población canaria dentro de muy poco. Donde único encontraremos comida para nosotros y nuestros hijos será en la tierra. Hacerlo desde ahora para integrarse y aprender progresivamente a sacar frutos de ella, o hacerlo a última hora, cuando no tengamos acceso a la comida del supermercado, es decisión de cada uno. Hay que tener en cuenta el alto porcentaje de población que vive en las zonas urbanas y no saben absolutamente nada de agricultura o ganadería.
Los políticos hacen publicidad de ayudas al sector agrario y ganadero, fábricas de nuestra comida, pero mientras, por ejemplo, el 90% de las explotaciones ganaderas se encuentran fuera de ordenación. çLas personas que apuesten desde ahora por sacar la comida del campo se encontrarán con las puertas cerradas. No existe un acceso a cuadras o terrenos en arrendamiento o alquiler (ya que optar por la compra es imposible).
La población envejecida de las zonas rurales debería poder optar por arrendar sus tierras a personas o grupos de personas más jóvenes a cambio de una parte de la producción y siendo receptoras de las Medidas Agroambientales, beneficiando la economía de las dos partes de un contrato arbitrado por una institución seria. Las explotaciones agrícolas sufren la subida de los precios de fertilizantes mientras escasea el estiércol. ¿Por qué no se ayuda a construir, en las fincas, cuadras para que otras personas inicien su actividad ganadera a cambio del estiércol? Debería existir una preocupación real por parte de las instituciones que fomentara el arrendamiento de instalaciones agroganaderas o terrenos para la producción. También sería provechoso trabajar en la creación de una bolsa de terrenos, o cuadras en abandono, con la finalidad de fomentar un arrendamiento, teniendo en cuenta las relaciones entre los intereses de los agricultores y los ganaderos.
Una nueva configuración en el mundo rural restauraría el entorno, la cultura popular y garantizaría nuestro sustento. La transmisión de conocimientos entre el arrendador y el arrendatario ayudarían a la viabilidad de las explotaciones, y el conocimiento del medio de los lugareños ayudaría sin duda al aprovechamiento de los recursos disponibles en la zona, manteniéndose nuestra idiosincrasia.
Si podemos alimentarnos mejor y mas barato compartiendo las labores, los conocimientos y los beneficios del campesino...; si un campesino recibe el precio justo, el respeto por su trabajo y su entorno...; si nuestros hijos empiezan a ver el campo como la despensa de la casa...; si alzáramos nuestra voz y se dejase de sembrar cemento en nuestras islas: estaríamos empezando a hablar de soberanía alimentaria.
Vanesa Díaz. Coautora del blog http://crisis-ganadera.blogspot.com y miembro de Asociación Ossinissa.
Amplíe su información: Cenit del petróleo:
http://www.canariasantelacrisisenergetica.org/2008/03/17/la-vanguardia-aumenta-la-preocupacion-por-el-estancamiento-de-la-produccion-petrolera/ El petróleo se agotará totalmente dentro de 40 años:
Canarias importa el 99,7% del cereal que consume:
El Cenit del petróleo traerá más hambrunas:http://www.crisisenergetica.org/article.php?story=20080211173927545
El encarecimiento de los alimentos seguirá fuerte: http://www.elperiodicomediterraneo.com/noticias/noticia.asp?pkid=365190
Gráfica de la producción y consumo mundial de cereales
http://crisis-ganadera.blogspot.com/2008/03/grfica-de-la-evolucin-de-la-produccin-y.html
Medidas agroambientales:
http://www.mapa.es/es/desarrollo/pags/magam/Intromedidas.htm
Cómo Cuba sobrevivió a la crisis del petróleo:
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