¿SON INOCUAS LAS LÍNEAS DE ALTA TENSIÓN?
En la muy baja frecuencia de los 50 Hz (norma generalizada de la gran distribución eléctrica clásica en toda Europa) siempre hemos considerado que cualquier consecuencia de orden electromagnético no representaba ningún peligro para la población. Por lo tanto, estamos acostumbrados a vivir cotidianamente bajo la inmensa tela de araña de las líneas de alta tensión que cubren los territorios, con sus nudos de concentración más cerrados al principio de las centrales y a la llegada a las grandes zonas urbanas.
I + DT info Revista de Investigación de la Comisión Europea
Es verdad que a veces algunos han cuestionado la inocuidad de los potentes campos magnéticos engendrados por este tipo de autopistas eléctricas que, cuando aumentan su densidad, se acercan a las zonas habitadas. Durante mucho tiempo, a falta de estudios detallados, esas inquietudes no se habían tomado en serio. No obstante, desde hace una década, los expertos se han preguntado sobre la posible relación entre los casos de leucemia que se daban en niños que hubieran nacido y vivido largos periodos junto a estas líneas. Algunos datos parcelarios indicaban un posible aumento de los casos y se admitió que si se confirmaba esta tendencia, habría que ver en ello "más que una casualidad".
En junio de este año, el British Medical Journal publicó unos resultados mucho más precisos de un equipo de la Universidad de Oxford. Dicho equipo realizó un amplio trabajo epidemiológico comparando unos 9.700 casos de leucemias en niños menores de 15 años contabilizados en Gran Bretaña con el mapa de la red de alta tensión y de los alrededores de 22.000 postes correspondientes. El resultado, bastante claro, implica un riesgo de leucemia mayor en un 70% en los niños que residen a menos de 200 metros de las líneas. Los autores, de forma prudente, estiman que aunque se pudiera establecer una relación de causa, representaría menos del 1% de los casos de leucemias infantiles en el país. La propia naturaleza de esta relación debe también mitigarse ya que el estudio global de estas últimas revela de forma general como origen unas alteraciones del ADN previas al nacimiento o factores medioambientales posteriores importantes, como una exposición pronunciada a las radiaciones ionizantes. La cifra de aumento de riesgo revelada por el estudio británico, sin contrastar con estos factores mayoritarios, tiene únicamente un valor muy relativo. Pero en el futuro, tendríamos que hacer más estrictas las normas de distancias admitidas para las líneas eléctricas
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