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SUSTANCIAS TÓXICAS Y ALIMENTACIÓN

SUSTANCIAS TÓXICAS Y ALIMENTACIÓN EL PASADO MES DE JUNIO LOS MINISTROS DE MEDIO AMBIENTE EUROPEOS SE
SOMETIERON A UNOS COMPLEJOS ANÁLISIS DE SANGRE. EL OBJETIVO ERA DETERMINAR
CON LA MAYOR PRECISIÓN POSIBLE QUÉ TIPO DE CONTAMINANTES Y EN QUÉ
CONCENTRACIONES ESTABAN PRESENTES EN SU SANGRE. LOS RESULTADOS, POR
INESPERADOS, FUERON SORPRENDENTES. OTROS TÉCNICOS AMBIENTALES QUE DESEMPEÑAN
SU LABOR EN DISTINTAS ORGANIZACIONES SE SOMETIERON TAMBIÉN A LA ANALÍTICA.
ESTAFANÍA BLOUNT FUE UNA DE ELLAS.

Estefanía Blount, química del Instituto Sindical de Trabajo, Ambiente y
Salud
«La vía más importante de exposición a sustancias tóxicas persistentes y
bioacumulativas es la alimentación»

10 de noviembre de 2004
MÓNICA G. SALOMONE

Estefanía Blount, química de formación, es experta del Instituto Sindical de
Trabajo, Ambiente y Salud.

Estefanía Blount tiene 32 años y es vegetariana. Ambos factores, su edad y
su dieta, pueden haber contribuido a que su sangre esté «un poco menos
contaminada» que la de los ministros de Medio Ambiente europeos, según han
revelado los detallados análisis de sangre a los que Blount y los ministros
se sometieron el pasado junio. Pero para esta experta, química de formación,
sus resultados no son una buena noticia: «Es un dato más de lo serio que es
el riesgo químico, y de la irresponsabilidad por parte de la industria
química y de nuestras autoridades». Se refiere a que la industria
comercializa hoy más de 100.000 sustancias químicas cuyo efecto detallado
sobre la salud se desconoce; de ellas, de al menos 1500 hay sólidas
evidencias de ser muy peligrosas –son cancerígenos, persistentes, o alteran
el sistema hormonal, entre otros efectos-. Blount, que trabaja en el ISTAS
(Instituto Sindical de Trabajo, Ambiente y Salud), confía en que REACH, la
norma europea que prohibirá comercializar compuestos cuya seguridad no haya
sido demostrada, aporte mayor claridad y seguridad a largo plazo. No
obstante, su entrada en vigor podría retrasarse hasta 2007.

¿Cómo es que usted también se hizo el test?

Fue durante una conferencia ministerial en Budapest, en Junio, para analizar
los problemas de salud derivados de alteraciones al medio ambiente. Hicieron
el análisis a los ministros (al equipo español se les hizo en España), y yo
también estaba allí, así que... Los resultados tardaron más de dos meses,
porque son análisis complejos.

¿Y se llevó una sorpresa?

Para mi la sorpresa fue grande. Yo, que llevo años cuidando la alimentación
y tratando de llevar una vida saludable, tengo metabolitos del DDT y PCBs,
sustancias que se prohibieron más o menos cuando nací. Esto indica lo mucho
que tardan en eliminarse del medio. Mi sangre tiene una ‘carga química’ de
550 picogramos por gramo de suero. La mediana de los ministros era de 2763,
pero había algunos con 9727 picogramos. Y de los 103 contaminantes que se
analizaban a mi me encontraron 24. La mediana entre los ministros es de 37.

En el caso de las sustancias tóxicas persistentes y bioacumulativas, como
las que se detectaron en su análisis de sangre, ¿cuál es la principal vía de
exposición?

Yo sé que parte de los contaminantes vienen de mi madre, porque se
transmiten por la leche materna. Aparte de eso, la vía más importante de
exposición a estos compuestos es la alimentación. Las sustancias
bioacumulables se acumulan en los tejidos grasos, y nosotros, que estamos a
la cabeza de la cadena trófica, al final nos convertimos en un reservorio.
Por eso una de las alternativas es hacerse vegetariano.

Usted lo es.

«Hoy se comercializan 1500 sustancias bioacumulativas, cancerígenas,
mutágenas y tóxicas para la reproducción»

Sí. Cuando me hicieron la analítica me dijeron que seguramente eso había
hecho que tuviera menos contaminantes. Eso, y mi edad. Llevo menos tiempo
acumulando sustancias que una persona de 50 años.

Pero los vegetarianos no se libran de los pesticidas.

Sí. Por eso procuro también comer productos de cultivo biológico.

¿Considera fiable la certificación de los productos biológicos?

En general, sí.

¿Qué hace el ISTAS?

Es un organismo de apoyo técnico de Comisiones Obreras en cuestiones de
salud y medio ambiente. Su objetivo es sensibilizar, formar y hallar
soluciones que mejoren la relación entre el actual modelo de producción y la
salud y el medio ambiente. Creemos que es necesario analizar la
productividad en función del efecto sobre la salud y el medio ambiente. Y
además hemos visto que los primeros expuestos a los contaminantes son los
trabajadores, en las fábricas donde éstos se producen o utilizan. Por eso
buena parte de la prevención empieza en las fábricas. Lo que logremos evitar
allí contribuirá a proteger, además de al medio ambiente, al trabajador.

Pero siempre se ha dicho que ser respetuosos con el medio ambiente es mucho
más caro, que hace que las empresas pierdan competitividad.

«No hay información suficiente sobre las 100.000 sustancias químicas que se
comercializan actualmente en Europa; no se sabe el riesgo químico que
suponen»

Nosotros pedimos, como mínimo, que se cumpla la ley. Entre otras cosas
porque defendemos un empleo saludable y de calidad a largo plazo. Las
empresas tienen que adaptarse; si no lo hacen no es que pierdan
competitividad, es que no van a poder comercializar sus productos. El
Protocolo de Kioto, por ejemplo: las empresas que no se adapten tienen un
futuro incierto. Y con REACH, la normativa sobre riesgo químico, ocurrirá lo
mismo. A largo plazo, las empresas respetuosas con el medio ambiente acaban
siendo más competitivas, porque usan la energía más eficazmente, generan
menos residuos...

¿Qué pretende REACH?

REACH son las siglas en inglés de Registro, Evaluación y Autorización de
Sustancias Químicas. Es un reglamento europeo que establece un nuevo marco
normativo que afecta a la salud laboral, al medio ambiente y la salud
pública. REACH parte de la base de que no hay información suficiente sobre
las 100.000 sustancias químicas que se comercializan actualmente en Europa;
no se sabe el riesgo químico que suponen. Así que REACH establece plazos de
tres, seis, y once años, según sustancias, para que la industria suministre
esa información. Además, obliga a la industria a demostrar que las
sustancias que comercializa son seguras, y promueve la sustitución de las
más peligrosas. Esto es un cambio muy importante, porque ahora son los
Gobiernos los que deben demostrar que no hay riesgo.

O sea que hoy por hoy la industria puede comercializar un compuesto y sólo
si las autoridades demuestran que es tóxico debe retirarlo.

Para la mayoría de los compuestos, sí. Con REACH esto cambia, se invierte la
carga de la prueba. Así se trasladan los costes de analizar los compuestos a
la industria, que por eso está haciendo tanta presión contra REACH.

¿Qué pasa si se comercializa un compuesto y sólo después de mucho tiempo se
demuestra su toxicidad?

Se elimina. Pero sí, el problema es qué pasa en el tiempo que tarda en
analizarse. De hecho lo que ocurre es que los Gobiernos no tienen capacidad
para analizar tantos compuestos, y hay un ‘tapón’ de sustancias sin
analizar. Hasta ahora sólo unas decenas de sustancias han sido analizadas en
profundidad.

¿En qué estado de desarrollo está REACH, cuándo se aprobará?

Aún se está discutiendo el texto. Es muy triste, porque llevamos mucho
retraso. El Libro Blanco de REACH, donde se define la estrategia, salió en
2001. Creíamos que iba a poder entrar en vigor en 2005, pero ahora se habla
de 2007.

Dice que la presión de la industria está siendo fuerte.

Sí, mucho. Han conseguido rebajar la lista de sustancias sobre las que se
aplicará REACH a 30.000, en vez de a las 100.000. Esas 30.000 son aquéllas
de las que se produce más de una tonelada al año, y recogen las que se
consideran prioritarias: una lista de unas 1500 que se sabe que son
persistentes, bioacumulativas, cancerígenas, mutágenas, tóxicas para la
reproducción, más otras que alteran el sistema hormonal (disruptores
endocrinos).

¿Cuál es la posición del Gobierno español respecto a REACH?

El Gobierno anterior tuvo una postura muy pasiva e incluso contraria a
REACH. El actual, según las declaraciones de la ministra de Medio Ambiente,
defiende un REACH más ambicioso. Pero la comisión interministerial que va a
Bruselas está encabezada por el Ministerio de Industria. Y, de momento, la
posición que España defiende en Bruselas no coincide con la del ministerio
de Medio Ambiente.

VENENOS LENTOS PERO SEGUROS

Buena parte de los productos tóxicos bioacumulables se transmiten a través
de la leche materna.

Los análisis de sangre a los ministros de Medio Ambiente se enmarcan dentro
de la campaña que realiza la ONG WWF/Adena llamada Detox, y que denuncia las
muchas sustancias que se usan en la industria y que acaban acumulándose en
el organismo humano y en los animales. «Mientras que la contaminación de
humanos y animales por sustancias químicas dañinas como el DDT o los PCBs ha
sido ya ampliamente documentada, los peligros de muchos productos químicos
que todavía están el mercado y que han sido recientemente estudiados, apenas
comienzan a conocerse ahora», explica Adena.
Entre los compuestos identificados como peligrosos están los perfluorados,
ftalatos, fenoles y retardantes de fuego bromados (BFRs). Los primeros se
utilizan en la producción textil, envasado de alimentos y revestimientos
antiadherentes como el teflón, mientras que los segundos se pueden encontrar
en plásticos (incluyendo el PVC). Los compuestos fenólicos se detectan en
latas de alimentos, botellas de plástico y carcasas de ordenadores, mientras
los BFRs se hallan en algunos tejidos y televisiones.

También son preocupantes, indica Estefanía Blount, los bifeniles
polibromados (BPB), «porque son muy parecidos a los PCBs y se están
comportando igual, son bioacumulables». Se están detectando ya, como los
PCBs, en la leche materna. Gran parte de estos compuestos se inhalan, porque
están en muchos objetos en el hogar.

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