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RAZONES VERDES A FAVOR DEL SÍ A LA CONSTITUCIÓN EUROPEA

RAZONES VERDES  A FAVOR DEL SÍ A LA CONSTITUCIÓN EUROPEA David Hammenstein, Eurodiputado de Los Verdes españoles.null
Francisco Garrido , Diputado de Los Verdes en el Congreso de Diputados.

¿Esta constitución es un instrumento adecuado para avanzar hacia una Europa política más democrática, ecológica y solidaria?.

Esta es la pregunta central para reflexionar sobre el voto de la izquierda en el próximo referéndum sobre la constitución europea. Pero para responderla es preciso desglosar previamente otros interrogantes.

1. ¿Qué significa decir SÍ a una Constitución?. Supone decir SÍ a la construcción de un nuevo escenario y agente político europeo, más unitario y más fuerte en el contexto de incertidumbre, inseguridad y peligros mundiales, superando con ello los estrechos límites de una Europa que hasta ahora, ha sido esencialmente una unión económica acompañada de un embrionario espacio político supra-estatal, y aún muy imperfecto.

¿Restará la Constitución europea competencia y protagonismo al Parlamento europeo? ¿Supondrá un retroceso con respecto al desarrollo legislativo de los derechos básicos de ciudadanía? ¿Impulsará nuevos derechos ecológicos y socioculturales mejorando con ellos las normativas ambientales y sociales vigentes hasta ahora?.

Podemos decir, que si se compara con el presente de los Estados nacionales y de la Unión Europea, ni en el plano de los principios y valores fundacionales, ni en el plano de los derechos y de las instituciones se dará un paso atrás. Pero también reconocemos críticamente, que aunque se avanza en el terreno de los derechos democráticos de la ciudadanía europea y de la gobernabilidad supra-estatal, el actual déficit democrático no se supera en el grado que sería necesario y deseable. Estamos convencidos que después de aprobarse la Constitución Europa se abrirá un abanico de oportunidades nuevas para impulsar políticas y legislaciones que avancen hacia un mayor protagonismo y protección de la ciudadanía europea, y no sólo de los estados nacionales miembros. A pesar de que este proyecto constitucional de una Europa política no llega a satisfacer plenamente nuestras aspiraciones como verdes, no podemos afirmar alegremente que estamos ante un problema de involución o de congelación de los ideales universalistas y valores europeístas.

2. ¿Hay alternativas reales a esta Constitución? Nos estamos refiriendo a las limitadas posibilidades políticas que están en el actual juego de agentes históricos, y por tanto no se trata de nuestros sueños e ideales. No hablamos de imaginación ni de las alternativas que deseamos o que nos gustarían en coherencia con nuestros valores y principios verdes. Lo cierto, es que el actual documento constitucional ha sido ha sido elaborado en lentas y trabajosas negociaciones entre los gobiernos y estados miembros, y en el contexto de sus desiguales correlaciones de fuerzas e intereses. El fruto es un único documento constitucional. Y esta es la única realidad fáctica y política a la que nos enfrentamos con el referéndum europeo ya que no hay otro texto constitucional alternativo a votar. Por tanto, hoy por hoy no hay "otra vía alternativa factible" al SÍ, salvo el insensato camino del NO a la Constitución: la regresión y la parálisis en la actual situación de la Europa económica y del dominio de los estados y sus diversos intereses particularistas.

¿Se puede llegar a creer que de triunfar el No a la Constitución europea vendría mágicamente un nuevo texto más democrático, europeísta y ecológico, sin el apoyo de los gobiernos y estados miembros? Sólo habría una única alternativa sobre la mesa, un más de lo mismo que ya conocemos: la vuelta a los acuerdos de Niza. Es decir, una peligrosa parálisis de la construcción política de Europa, con imprevisibles consecuencias de todo tipo. De seguro, que de darse un triunfo del NO sería una gran noticia para la derecha xenófoba, para los nacionalistas de Estado o para la actual administración americana.

3. ¿Quién podría interpretar y gestionar el NO a la Constitución europea?

Si triunfa el SÍ adoptaremos el nuevo marco y regulación política que se aprueba como guía en la construcción europea. Habrá un contexto normativo e institucional conjunto y supra-estatal que hasta ahora no existían. Será una Europa más integrada y cohesionada, más democrática y social, y con muchas más oportunidades de avanzar en la urgente transición hacia formas de vida más ecológicas y sustentables.

No por ello, dejamos de reconocer que este proyecto constitucional está muy alejado de lo que nosotras y nosotros como verdes desearíamos en cuanto a la posibilidad de unos avances más exigentes. Pero no hay duda en cuanto a quienes serían los ganadores si triunfara el No. Sería la victoria de las fuerzas sociales y los proyectos políticos de la extrema derecha, de los ricos euro-escépticos y la izquierda post-comunista.

¿Puede alguien pensar ingenuamente que serían los movimientos sociales alternativos o el tejido de la ciudadanía crítica los que gestionarían un eventual triunfo del NO?

¿Persistirían en el simple tacticismo muchos de los que ahora piden el NO a la vez que piensan que va a salir el SÍ, si valoraran y tuvieran en cuenta los riesgos reales del éxito del NO?

Este mismo ejercicio de irresponsabilidad e irrealismo es un ejemplo de la enorme debilidad y confusión de las posiciones de izquierda que ahora piden el NO a la constitución, pero curiosamente lo defienden con argumentos y retóricas a favor de más Europa y más democracia .

Pero de triunfar el NO, sus consecuencias políticas serían las contrarias: ya hay demasiada Europa y tenemos que fortalecer el atomicismo y los poderes de los Estados-nación. Lo que desde nuestra óptica verde sería equivalente a apostar por la reducción de las políticas socio-ecológicas, o por el estrechamiento de los derechos y garantías sociales. Significaría abrir las puertas a una formidable ceremonia de confusión y desánimo donde las posibilidades del futuro para la Europa que queremos estarían más oscuras e inciertas que nunca.

¿Estaríamos en mejores condiciones para avanzar hacia la Europa que queremos después del No? ¿Cuales serían las consecuencias colectivas de un NO para millones de europeos divididos y separados por gobiernos de color político muy distinto, y con intereses y preferencias muy diversas. ¿No crecería entre los actores sociales alternativos y la ciudadanía en general un mayor desánimo y desorientación mientras los Belusconi y los Aznar de turno trabajan a toda máquina para fortalecer el actual escenario de peligros y sufrimientos mundiales. ¿Qué podría contener el euro-excepticismo británico, danés, sueco,... después de un revés histórico de estas dimensiones?.

Por el contrario, como una luz en la caverna la Constitución europea puede ayudarnos en el trabajo colectivo de construir garantías y mínimos de ciudadanía común y solidaria. Un camino útil de reforma y de mejora posible para avanzar en la cristalización de nuevas identidades y comunidad conjunta más allá de las divisiones y diferencias que nos separan.

El actual experimento europeo que comienza a crecer a partir de esta Constitución es una ilusionante y valiosa novedad histórica: la construcción del primer Estado cosmopolita del mundo, de una nueva democracia no nacionalista. Esta Constitución de Europa, y lo que es más importante el proceso constituyente y político que consolida, abre un futuro de posibilidades y oportunidades que no podemos desaprovechar. Es un primer gran laboratorio de democracia y ciudadanía global. La adhesión a esta Europa que quiere nacer y crecer es el mejor reflejo de lo que Habermas ha llamado el nuevo "patriotismo constitucional". Esta Europa por la que apostamos supondrá una ganancia para la ciudadanía y las personas, y al tiempo será una pérdida para los anacrónicos Estados-nacionales.

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